En Navidad, me regalaron la Antología de poetas inglesas del siglo XIX, una edición bilingüe preciosa de Alba editorial. En ella, por supuesto, se encuentra poesía de las hermanas Brontë: Charlotte, Emily y Anne. Aunque ya las conocía, hasta entonces no había leído nada de ellas. Sus poemas fueron de mis favoritos de entre todas las autoras -aunque, en concreto, las de Emily se hicieron un hueco en mi corazón. Hay una oda A la imaginación que me parece preciosa, e intuyo que a todos los artistas y creadores nos debe tocar la fibra sensible-.
En seguida me generó mucha curiosidad este trío de hermanas y me lancé a investigar sus biografías. Lo que descubrí me dejó con ganas de más: mujeres imaginativas, que crearon mundos de fantasía juntas desde niñas, junto a su hermano; mujeres escritoras, compañeras, que decidieron escribir bajo seudónimos -manteniendo sus iniciales; así fue como escribieron bajo los seudónimos de Currell, Ellis y Acton Bell-; que tuvieron vidas complejas y duras. Tengo ganas de explorar más y más detalles sobre estas escritoras del siglo XIX que pasaron pisando fuerte, a pesar de ser mujeres en aquella época, porque sin duda me parece inspirador.
Sin más, he de admitir que sus obras escalaron puestos rápidamente en mi cola de libros pendientes. Así, empecé con Jane Eyre, de Charlotte.
Género: clásico, de época, ¿romántico? (Lo he visto así catalogado, pero no estoy del todo de acuerdo)
Temas: reflexión sobre la vida y la personalidad; religión, clasismo; novela de personaje
Jane Eyre relata en primera persona la vida del personaje que da nombre a la novela. Conocemos a Jane de niña, como una chica huérfana que no es aceptada por su tía, la señora Reed, y el resto de su familia. Ella se siente desgraciada y no se calla ni lo esconde, lo que disgusta todavía más a su familia.
Pronto es enviada a Lowood, una institución benéfica para niños huérfanos, donde vive ocho años, de los cuales dos lo hace en calidad de profesora.
Con dieciocho años, cansada de su vida, decide cambiar de empleo: así es contratada como institutriz de Adèle, una niña a cargo del señor Rochester, en la mansión de Thornfield.
Jane se verá atraída por el señor Rochester, quien a su vez guarda un secreto, un misterio que Jane está deseando desentrañar.
La novela tiene un estilo muy bueno; Jane, como personaje, tiene una voz fuerte, mucha personalidad y hasta ciertos momentos de humor. Durante la novela, se indaga mucho en quién es ella, qué le hace ser ella misma, qué quiere y qué no quiere, qué posibilidades y qué obligaciones tiene en base a la clase social en la que ha nacido y la "voluntad" que tiene Dios para ella en ese mundo.
Para mí, el verdadero tema de Jane Eyre es encontrarse a sí misma, conocerse bien para evitar que las personas de su alrededor la manipulen y buscar las maneras de "ser feliz", buscando un equilibrio entre la emoción y la razón, sin alterar el orden impuesto por Dios.
En ella vemos las dudas de Jane, la manera en que persigue sus emociones y quisiera dejarse llevar por ellas -porque es muy emocional-, pero al mismo tiempo, como sus valores cristianos y su educación la llevan por otro camino -con los años aprender a controlar y poner la razón de por medio en sus decisiones-.
Por todo esto, me parece un libro interesante. Este libro, con una mujer como protagonista, y escrito por una mujer en 1847, es una muestra de la sensibilidad, la emoción, y la complejidad que por supuesto tenían las mujeres -en esa época y en todas las de la historia-. Me ha acercado a una de ellas y me ha parecido fascinante seguir sus reflexiones, empatizando en muchas de las palabras de Jane a lo largo de la novela.
Como decía, el estilo de Charlotte Brontë es impecable, con frases de verdad concentrada en escasas palabras.
En cuanto al señor Rochester, el interés amoroso de Jane, fue un personaje interesante, pero no me terminaba de "creer" algunas de sus decisiones o giros en la novela. Sus diálogos con Jane y su manera melodramática de ser, en comparación a la de la protagonista, fueron la parte que más me gustó.
En cuanto a la parte "romántica", creo que no hace falta decir que, por la época, la historia amorosa deja bastante que desear en casi todos los aspectos. No sólo por la diferencia de edad entre ellos, sino por la manera en que se desarrolla su historia -al principio, Jane es despreciada por él, y ella, acostumbrada a que la traten mal y a ser rebelde y mordaz con la gente que se comporta así con ella, siente que puede mantener más relación con él de la que habría tenido si él hubiera sido caballeroso... pues bueno-. Después, ella pretende ser siempre esa chica servicial, de clase baja, porque no es capaz de verse como esposa de un señor, temiendo que él no la quiera si se deja arrastrar por su riequeza, temiendo dejar de ser ella misma. El final, que a mi me pareció tierno y acorde al personaje, no deja de ser la representación al máximo de esta última idea.
Leer Jane Eyre es leer con avidez las decisiones que baraja en su cabeza y desear que tome una, sabiendo que por cómo es el personaje va a tomar la contraria -a veces dando una satisfacción, y en otras no tanto-. Si algo hay que reconocer, es que Jane Eyre es un personaje redondo. La vemos evolucionar, crecer, pero al mismo tiempo sabemos qué valores no es capaz de dejar atrás y qué rasgos de su obstinada personalidad saldrán siempre a flote, a pesar de los años.
En cuanto a la ambientación, qué decir. Yo soy de esas lectoras -y escritoras- que me dejó arrastrar por la ambientación de una novela, y la Inglaterra de época, con sus mansiones y castillos vestidos de enredaderas, sus bosques, su lluvia y las velas para iluminar las estancias frías, me puede.
Por último, esta novela tiene una gran carga religiosa y de moral cristiana, sin duda valores y dudas de la propia escritora en aquella época.
En conclusión, aunque haya hilos en la historia que no me convezcan o me flojeen, pienso que es de esas obras que enseñan mucho y tiene su merecidísimo puesto como una de las mejores obras clásicas.
¿Habéis leído Jane Eyre? Contadme qué os parece en los comentarios ^^
Laura
