Este mes, como parte de mi newsletter, El Buzón entre la hiedra 🌿, escribí una entrada sobre lo que significan para mí los elementos de una historia. Como me pareció tan interesante, me da pena que se quede perdida entre correos y he decidido rescatarla para el blog, así que aquí la tienes:
Los elementos de la historia
En esta entrada quiero adentrarme en la escritura y en los elementos de una
historia, un paseo a lo más básico. Mi orientación no pretende ser “académica”,
sino soñadora alrededor de los pensamientos que aparecen cuando paseo, cuando
escucho una canción o tengo una conversación interesante: estos elementos
aparecen poco a poco y conforman una idea. Cuando se juntan se produce un
cosquilleo en el estómago; significa que una nueva novela se está gestando.
1. Los personajes
Este es mi elemento favorito. Ver nacer y crecer a un personaje es similar
a observar a alguien a través de un ventanuco escondido, verle absorto en sus
pensamientos y adivinar por sus expresiones qué está pasando en su vida, qué le
preocupa. Me gusta adivinar cosas sobre su personalidad, por ejemplo, a través
de la ropa que selecciono cuidadosamente al pasar delante de escaparates. De
pronto, siento como si mi personaje fuera un amigo al que estoy empezando a
conocer (“seguro que se pondría este vestido”, “NUNCA llevaría gorro, se le
alborotaría demasiado el pelo y se pondría nerviosa”). De repente, empiezo a
escuchar todas las canciones pasándolas por el filtro de mi personaje, ¿la
escucharía? ¿Por la melodía o por la letra? ¿Qué me dice eso de él o
ella?
El personaje en cuestión comienza la novela con una falta o un problema,
algo que saca al personaje de su vida usual, una ruptura que hará que busque
respuestas y que se produzca un aprendizaje vital. Lo interesante es comprender
sus deseos y ambiciones, y qué necesita para llegar a cumplirlos. No siempre
son grandes objetivos: desde querer cumplir el sueño que su madre no cumplió
antes de morir, a hacerse una directora de cine famosa o superar una ruptura
que la mantiene estancada. También puede no saber qué busca, y lo bonito es
recorrer el camino con ellos hasta que lo encuentran (por ejemplo, darse cuenta
de que su vida es feliz, aunque nunca vaya a cumplir el sueño de su infancia).
A través de ellos, se puede reflexionar tanto sobre uno mismo o las personas
que nos rodean…
2. La ambientación
La ambientación es el lugar donde se desarrolla una historia, pero para mí
también es el aura y el color de la novela. Dependiendo del tipo de historia,
pide un lugar u otro: tal vez un emplazamiento cerca del mar o de las montañas.
Tal vez una ciudad muy ruidosa y llena de rascacielos, o un pueblo rural de la
campiña inglesa. La ambientación es como un tercer personaje: habla con ellos,
los acompaña en sus más y en sus menos. Por ejemplo, en La Criadora de
malvas, el ambiente es alegre, rural, cálido, les deja espacio para pensar
en lo que necesitan en sus respectivas vidas. Gael quiere ser veterinario,
Odette vive la vida que desea, corriendo por la playa y vendiendo artesanías en
el mercado local. Los colores son primaverales.
Por el contrario, Si te pudiera prestar mi cielo es azul, se
desarrolla en un pueblo costero que siempre está nublado, donde llovizna y las
barandillas del paseo marítimo están oxidadas. El ambiente acompaña a Darío, su
protagonista, en un proceso de duelo.
Normalmente, me gusta bichear por Pinterest, buscar localizaciones que
vibran con lo que tengo pensado del proyecto, incluso buscar leyendas o
historias de la zona.
3. La trama
La trama es la historia que mueve a los personajes, es “lo que ocurre”. Se
trata del cúmulo de escenas que hacen de una novela lo que es, que llevan a los
personajes de un lado a otro, donde se genera el misterio y la tensión. ¿Qué
pasará después? ¿Cuándo se encontrarán los protagonistas y por qué?
Normalmente, es lo más importante de una novela. Existen tramas más o menos
complejas, con más o menos puntos de giro. Casi siempre suele haber alguna
subtrama, ramas que salen del tronco principal y siguen a otros personajes
secundarios, o siguen en paralelo a la historia principal, creando un entramado
de tensión. Historias lineales, historias circulares, historias que comienzan
en puntos muy separados y terminan desembocando en el mismo lugar. O historias
como parches que el lector tiene que unir para crear el collage final.
A cada escritora se le ocurre una cosa antes que otra. Los autores de
fantasía suelen tender a crear un gran mundo (ambientación) y ya luego pensar
en los personajes y la historia dentro de ese mundo. Otros autores viven por el drama la
trama: saben lo que pasa, desde el punto A al punto Z, pero tienen que pensar
en quién será el protagonista, dónde se desarrollará y por qué ocurre. Y por
último, estamos las escritoras de personaje: podemos tener a nuestros pequeños
dando vueltas por el mundo entero y aún así
no encontrar la manera adecuada de contar lo que queremos de ellos.
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Un abrazo gigante,
Laura
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