Reseña: Del color de la leche - Nell Leyshon



Género: diario, histórica

Temas: abuso, violencia de género y de clase, el poder de la alfabetización

éste es mi libro y estoy escribiéndolo con mi propia mano.
en este año del señor de mil ochocientos treinta y uno he llegado a la edad de quince años y estoy sentada al lado de mi ventana y veo muchas cosas. veo pájaros y los pájaros llenan el cielo con sus gritos. veo los árboles y veo las hojas.
y cada hoja tiene venas que lo recorren.
y la corteza de cada árbol tiene grietas.
no soy muy alta y mi pelo es del color de la leche.
me llamo mary y he aprendido a deletrear mi nombre. eme. a. erre. i griega. así es como se escribe.
Así empieza Del color de la leche, un libro muy especial. Su protagonista, Mary, me ha acompañado durante estos días de lectura como si fuera una vieja amiga, contándome una historia apresurada, triste, con un tono entre lo inevitablemente divertido y lo desesperanzado. Este libro es la memoria de una joven granjera cuyos días no tienen más sentido que el del trabajo por y para la familia: levantarse cuando sale el sol, ordeñar a las vacas, limpiar la finca de piedras, sacar a las ovejas, hacer queso y acostarse cuando llega la oscuridad, apiñada en la cama con sus hermanas. Su vida cambia cuando el vicario del pueblo la contrata para cuidar de su mujer, que está enferma. En contra de su voluntad, Mary se ve obligada a dejar la granja y servir en casa de esta pareja, dedicándose a tareas "completamente sin sentido", como limpiar lo que en seguida se volverá a llenar de polvo. Su vida allí da un vuelco cuando el vicario decide enseñarla a leer y a escribir, algo impensable para una granjera.
me preocupo por muy pocas cosas. si no puedo hacer nada, entonces no me preocupo. si puedo hacer algo, entonces lo arreglo y ya no tengo que seguir preocupándome más.
 La historia está ambientada en la Inglaterra rural del siglo XIX, a lo largo de un año entero. Las estaciones pasan y en cada una de ella vamos conociendo a Mary, graciosa y sarcástica, llena de alegría y vitalidad a pesar de estar incapacitada de una pierna. Cuida con cariño de su abuelo, con el que tiene una relación de complicidad muy tierna y divertida. La gente del pueblo no puede evitar ver que la chica es especial, que alegra y divierte con sus comentarios mordaces y su aparente falta de filtro al decir las cosas. Sin embargo, a medida que pasan los capítulos y su vida se transforma, las líneas del diario se vuelven más apresuradas, los parones para descansar de la escritura, más abundantes. Mary se vuelve más callada. Acaba de aprender a escribir y necesita sacar su historia a la luz, necesita justificarse, necesita que alguien entienda por lo que ha pasado. La palabra escrita la condena y la libera al mismo tiempo, porque como siempre en toda la historia, las mujeres deben sacrificar el doble y recorrer caminos llenos de trampas para llegar al mismo punto que un hombre.
 
Cuando terminé el diario, me pregunté con mucha pena de qué servía que Mary hubiera aprendido a leer y a escribir. Tal vez solo para poder denunciar lo que le pasó, y lo que le pasaría a muchas mujeres que no tendrían los recursos ni las herramientas para hablar. De esta historia me quedo con la inocencia tan bonita y divertida de Mary, con su disposición de aprender y de hacer sentir orgulloso a su abuelo, su impecable sentido de la justicia, con los escenarios tan bucólicos y a la vez precarios de aquel periodo histórico; y por supuesto, con el poder de la palabra. Nadie alrededor de Mary entenderá nunca por qué toma la decisión que toma, pero su historia quedará grabada por siempre en el papel para quien quiera leerla, e impregnará la historia.
 a veces tener memoria es una buena cosa, porque ahí está la historia de tu vida y sin ella no habría nada, pero otras veces la memoria guarda cosas que preferirías no volver a saber nunca y, por mucho que intentes quitártelas de la cabeza, siempre vuelven.
Lo que más llama la atención nada más abrir el libro es la manera en que está escrito: sin mayúsculas y apenas puntuación, en primera persona, con el ritmo de alguien que acaba de aprender a escribir y lo hace rápido, yendo al grano para contar su historia. Como conclusión, es uno de los libros que más he disfrutado en lo que llevamos de año, así que si te ha llamado la atención, te animo a leerlo.
 
Un abrazo,
Laura

 

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