Cineseña: Una buena persona - Zach Braff


 

Es la primera vez que hago esto porque, como dato curioso sobre mí, no soy muy cinéfila

Disfruto mucho cuando una película me gusta, y soy capaz de verla mil veces más. Me encantan las bandas sonoras; me gusta lo que se transmite a través de la luz, los colores de las escenas, los paisajes o la falta de éstos. Me gusta, en esencia, cómo una película puede contar una historia de manera muy diferente a un libro, mucho más visual y sensorial. No obstante, me cuesta mucho que me llamen la atención tanto como para buscarla en la plataforma de turno y sentarme a verla. Me parece mucho más tedioso que tirarme en la cama y abrir un libro para entretenerme, o salir a dar un paseo y aprovechar los trayectos para leer.

Por ello, veréis pocas cineseñas, como he decidido bautizarlas para diferenciarlas de las reseñas de libros. No obstante, me parece que Una buena persona es una gran película para empezar esta nueva sección.

Sinopsis

Allison (Florence Pugh), es una joven que está a punto de casarse con su prometido, Nathan. Son una pareja feliz y con una vida llena, hasta que Allison sufre un accidente de coche, en el que ella sobrevive, pero sus cuñados -con los que viajaba- no. La historia cuenta cómo la vida de Allison sufre una decaída debido a la culpa que le atormenta, llevándola a ser adicta a ciertos medicamentos.

Por otro lado, Daniel (Morgan Freeman), el padre de Nathan, sufre la pérdida de su hija y se queda solo educando a su nieta, ahora huérfana. Esto desencadena que vuelva a tantear la bebida. En este momento de crisis, los dos protagonistas forjan una amistad que suscita la compasión y el perdón necesario para superar su culpa.

Se trata de una historia de las que me gustan: emocionales, que tratan dificultades psicológicas y períodos duros para concluir que lo malo termina pasando, que se puede remontar y que no todo está perdido.

La culpa es el gran tema de esta película. Allison, por mucho que niega haber sido la causante directa del accidente, no puede dormir por las noches y prefiere pasar el tiempo drogada. Se aleja de sus amigos, e incluso de su pareja, cuando ésta también está pasando por la misma pérdida. Se desliga de todas las conexiones en un momento en que las necesita mucho; como una clase de autosabotaje.

No obstante, el personaje es carismático y tiene puntos realistas y muy cómicos, así como la relación que tiene con su madre. Sabe que la adicción a las pastillas se está convirtiendo en un problema, y trata de buscar ayuda por diferentes medios. Esto me gusta: que se retrate a una persona muy consciente de que está mal, pero que aún así tiene muchas dificultades para salir de ello, que recae en cuanto el recuerdo más tonto se presenta ante ella, que tiene sus momentos contradictorios o de orgullo propio, para después venirse abajo. Me ha parecido un personaje muy complejo, entretenido y con el que una empatiza fácilmente. 

Por otro lado, el personaje de Daniel también es entrañable. Exalcohólico, tuvo problemas con sus hijos en la niñez, y por ello está distanciado. Quiere hacerlo lo mejor posible con su nieta, pero aún se siente culpable de mucho. Cuando coincide en la misma reunión de alcohólicos anónimos que Allison (a quién culpa de la muerte de su hija), piensa que Dios le está poniendo a prueba e intenta ayudarla, a pesar del odio que tiene hacia ella. Y por supuesto, no es un personaje que se dedica a hacer el bien por el bien, sino que tiene sus sombras, y como Allison, sus recaídas y momentos en los que da muchos pasos atrás.

La película, además, no se recrea en el drama, ni en los momentos desagradables, sino que los trata con normalidad, cosa que agradezco muchísimo en una película con sucesos trágicos y que trata adicciones. De hecho, tiene puntos muy cómicos que acercan un poco más los personajes a tierra firme. La madre de Allison, por ejemplo, me parece un personaje muy bien construido para ser secundario: se preocupa por su hija de verdad, pero al mismo tiempo ella tiene sus propios problemas y su propia personalidad chocante y caricaturesca. Y es que en momentos tristes, la gente de alrededor no siempre sabe actuar de la manera en que nos gustaría, por más que sus intenciones sean buenas.

La escenografía, los colores, los vestuarios y la banda sonora me parecieron muy acogedores. Sobre todo la última, pues la mayoría eran canciones folk-pop, tranquilas, con mensajes bonitos y que me hacían sentir tranquila.

Es una película que me ha sacado muchas lágrimas, pero también alguna que otra risotada. Adoro este tipo de historias: las que dan herramientas y reflexiones, o acercan a realidades diferentes a la propia.

Por último, me encantó la mención a la locución latina Amor fati: amar lo que el destino depara. Aceptarlo y quererlo, dado que no hay vuelta atrás y de nada sirve lamentarse por el pasado. La vida es una mezcla de decisión y azar en la que controlamos mucho menos de lo que creemos.

Me despido con el tráiler:


 Un abrazo gigante,

Laura

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tener la consciencia de tu estado emocional y mental, y que aún así no puedas librarte de aquellos problemas que te atormentan, es una cruz. Sin embargo, lo positivo, como bien comentas, es que gracias a ese conocimiento propio busca ayuda. Es algo maravilloso y que salva vidas: la educación emocional ^^. ¡Película añadida a lista!

Laura Macías Pérez dijo...

Toda la razón ❤️ muchas gracias por tu comentario!

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