Reseña (y mini entrevista): Los días leves - Adriana Murad Konings

 


Género: contemporánea

Temas: literatura, reflexión, misterio, éxito literario vs historias sinceras

En Los días leves, se cuenta la historia de una joven estudiante de literatura que cree descubrir que la famosa novela La insoportable levedad del ser de Milan Kundera no fue escrita por él, en realidad, sino que se la robó a la escritora Frances Donell. La protagonista comienza escribiendo sobre Donell con la idea de tener alguna publicación que le haga tener méritos en la universidad. No obstante, termina inmersa en una investigación sobre la verdadera autoría de la famosa obra del escritor checo. Esta investigación le hace desarrollar una obsesión cada vez mayor por desentrañar los misterios de la personalidad y la vida de Frances Donell, una autora estadounidense que decide pasar sus últimos años de vida en San Lorenzo del Escorial. La escritora, apasionada de las aves y católica, es un personaje extraño, de cuentos bizarros y aleccionadores, de comentarios cortantes e impertinentes.

«Sus personajes se movían en tramas de crueldad medieval, una etapa de la historia del ser humano que no se regía por la arrogancia del Renacimiento o la Ilustración».

La historia me llamó la atención desde el momento en que la conocí, pues me pareció muy original: una escritora gruñona, una joven con ansia de escribir, una casa de piedra en un pueblecito de la sierra y aves por doquier. La narración es muy visual, en primera persona, y lleva por el proceso emocional de la protagonista. Como lectora, una comienza entendiendo su curiosidad, pero a medida que va sabiendo más y más de la autora, se echa para atrás y cada vez entiende menos su dedicación. Lo sentí similar a ver a una amiga obsesionarse por una persona que no es trigo limpio, que no la trata bien, que oculta demasiado, y como poco a poco, ella se vuelve igual de extraña. Al mismo tiempo, es una novela llena de comicidad, con escenas surrealistas que te sacan una sonrisa en los momentos más inesperados.

La novela trata la falsedad edulcorada de los círculos literarios frente al «pasotismo» de Frances: ella escribe para contar verdades, no para convertirse en una figura famosa. Esto choca con el ansia de escribir una gran obra de la protagonista, que curiosamente, quiere basar su gran obra en una escritora que huye precisamente de este tipo de ideas. Siempre ha existido el dualismo entre escribir para alcanzar el éxito o para contar algo verdadero, aunque (y esto es ya mi opinión) tener la primera añoranza -que no obsesión-, no excluye lo segundo.

Para desentrañar alguno de los misterios de esta historia, he tenido la suerte de contar con Adriana Murad Konings, su autora, y hacerle un par de preguntas sobre los temas y sus fuentes de inspiración. 

 


En primer lugar, el personaje de Frances Donell está inspirado en la escritora americana Flannery O'Connor. La autora afirma que leyó a la escritora siendo adolescente y que sus cuentos le generaron una impresión fuerte. «Para mí, una escritora con unos cuentos tan llenos de violencia y crueldad no podía sino ser una persona desencantada de la vida, nihilista, pesimista y desde luego no religiosa. No soy partidaria de que para entender un libro haya que saber siempre quién lo ha escrito, cómo, por qué o qué relación tiene el libro con la vida de la autora, pero en este caso, al investigar y saber más de Flannery como persona, leí sus cuentos de otra forma. Me parecía fascinante esa mezcla de fe que estaba presente en su vida (era ella católica y vivía la religión de forma muy estricta) y el contraste con sus obras literarias (donde los personajes eran inmorales, donde había violencia y la fe brillaba por su ausencia». A partir del contraste entre la literatura y la vida de O'Connor, comenzó a gestarse el personaje de Frances, el cual bebe mucho de las biografías, ensayos, cartas y entrevistas que Murad Konings leyó sobre la autora. Lo que más le interesaba conseguir, señala, era el contraste entre la fe y la violencia, así como el carácter fuerte de la escritora, su amargura, su antipatía y resentimiento, sin dejar de humanizarla y explorar los motivos por los que era así.
 
El segundo tema que me despierta mucha curiosidad de la novela es la cantidad de referencias literarias, la más importante, por supuesto, La insoportable levedad del ser. ¿Por qué esta obra? ¿Qué significado tiene? Murad Könings me explica lo siguiente: «La elección de esta obra fue parte del juego que me plantee desde el principio de utilizar la historia de la literatura como material de mi novela. Es decir, ya partía de la premisa de apropiarme de la vida de una escritora que existió para darle otro nombre y convertirla en protagonista de mi historia. A partir de eso, estaba dispuesta a seguir jugando y a la hora de plantearme la trama de la novela, me di cuenta de que necesitaba un motivo para que la joven estudiante que se interesa por Frances sienta tal obsesión por averiguar todo sobre la escritora. Me interesaba la trama del robo literario como una especie de historia detectivesca en la que las pistas se encontraban en los libros y en una supuesta víctima, Frances, muy reacia a contar lo que había sucedido. Revisando novelas de los años 80, cuando se produciría ese robo, La insoportable levedad del ser apareció como un reto, como una premisa un poco delirante pero a la vez muy divertida de defender. Conectar a dos autores y dos estilos artísticos muy diferentes para afirmar que en realidad estaban relacionados era una forma también de construir al personaje de la joven estudiante que afirma que el robo se produjo: solo una mente un poco paranoica sería capaz de conectar a los dos escritores y de encontrar formas de argumentar ese robo».
 
Por último, las referencias religiosas y el catolicismo devoto de Frances son una constante en la novela. A mí me da la sensación de que la protagonista redescubre el catolicismo de la mano de la autora. En el contexto actual, donde la religión es algo cada vez más lejano para las personas jóvenes, me impresionó ver la manera en que la protagonista se acerca a ésta, aunque me quedó la duda: ¿es la religión para ella una manera de acercarse a Frances, o una fuente de verdad que le descubre la autora?

«La religión era uno de los aspectos que más me interesaba conservar de la verdadera Flannery O’Connor, en quien me basé para construir el personaje de Frances. Al leer los diarios de O’Connor me llamó mucho la atención cómo ella ya temía la desaparición de la fe en los años 40, 50 y 60. Es por eso que ella escribía de esa forma: creía que solo con el impacto que generaban sus cuentos, aún usando la violencia, podría despertar la conciencia de sus lectores, que ella sabía que rara vez eran creyentes. Al situar a mi personaje, a Frances, en el siglo XXI, esta sensación de vivir en un mundo sin fe no podía sino llevarse al extremo. Me interesaba contraponer la religión de Frances con un personaje, la joven estudiante, que no fuera necesariamente atea, ni siquiera cínica respecto a la religión, sino que no tuviera una opinión formada al respecto porque simplemente no había accedido a una educación religiosa. A partir del interés y creciente obsesión que siente por Frances, un personaje que rara vez muestra sus sentimientos, se ve arrastrada a querer entender también su religión, tal vez como forma de conocerla mejor y de saber lo que siente».

En conclusión, es una novela que no deja indiferente (ha sido finalista del Premio Nadal 2023 y del Premio Herralde). Me ha encantado traer este tipo de reseña con colaboración de la autora para poder profundizar más en la historia y entender su contexto. ¡Ojalá pudiera hacerlo con muchas más escritoras! Gracias a Adriana por su tiempo y por responder con tanto detalle a las preguntas que me surgieron.

Un abrazo,

Laura

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