Reseña: La librería - Penelope Fitzgerald

 


Género: contemporánea

Temas: sueños, perseverancia, conflicto de intereses

Suponía una derrota, pero la derrota es mejor recibida cuando al menos uno está cansado.

La librería, de Penelope Fitzgerald, es un libro cotidiano ambientado en un pueblo costero del este de Inglaterra, a finales de los años 1950. En él, Florence Green, una viuda, decide comprar el edificio más viejo y deteriorado del pueblo, Old House, para abrir una librería. Se trata de un edificio que no interesa a nadie, hasta que la mujer lo compra. Entonces, todo el mundo parece tener algo que opinar.

Para Florence, abrir una librería es un sueño: le gusta leer, le da un motivo para seguir adelante y le recuerda a su marido. Piensa que los libros son puertas a otros mundos, que ayudan a las personas y que tenerlos cerca será un beneficio para el pueblo. Así, poco a poco, se rodea de personas que la ayudan en esta aventura, como Raven, un hombre del pueblo que reúne a los sea-scouts para que la echen una mano con la mudanza; Christine, la pequeña (pero muy organizada y tajante) niña que contrata para que le ayude por las tardes; o el señor Brundish, un excéntrico hombre que no sale de casa, pero que le envía su apoyo en forma de cartas y le pide que le envíe las últimas novedades literarias.

No obstante, aún viéndose rodeada de amigos, Violet Gamart (la antagonista de esta historia, una mujer con mucha influencia y contactos) tiene otros planes para ese edificio, y a medida que tira de sus hilos de poder, el sueño de Florence se ve truncado cada vez más y más. Esta novela trata de un sueño, de cómo Florence trabaja muy duro por cumplirlo, y aún así no le sale bien. El empeño porque salga adelante no depende de ella, únicamente

―Trabaja demasiado, Florence ―dijo Milo.

―[...] Si uno pone todo su empeño, tiene que salir adelante.

―No sé por qué. Todo el mundo tiene que poner todo su empeño al final. Tienen que morir. Y no puede decirse que morir signifique salir adelante.

Es una novela tranquila, de escenas graciosas, diálogos inteligentes, en la que no ocurren muchas cosas (así es la vida de los personajes). Los personajes que más me han gustado han sido Christine, la niña, porque tiene una personalidad mordaz para la edad que tiene y ofrece muchos momentos divertidos al enfrentarse a los clientes; y Milo North, un personaje muy carismático y cuyos diálogos también son entretenidos, que además parece acercarse a la protagonista con simpatía; pero que sin embargo resulta no ser nada más que lo que parece: un interesado y un caradura, sin más profundidad.

En conclusión, un libro que recomiendo para un momento tranquilo.

Un abrazo gigante,

Laura

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