Reseña: Cumbres borrascosas - Emily Brontë


Este mes me he leído Cumbres borrascosas, porque quería leer algo ambientado en Inglaterra y que tuviera ese toque de romance de historia clásica. Sin embargo, me he encontrado con una historia bastante oscura y desesperanzada sobre venganza y odio, más que amor.

Los personajes son maleducados, bruscos y crueles a más no poder, algo que se alinea muy bien con el cambiante tiempo meteorológico de las cumbres: son tempestivos y reaccionarios. En un ambiente tan solitario que el cambio parece imposible para sus protagonistas. Es una historia de deseo, posesión y celos, de orgullo y venganza. Es interesante precisamente por la desnudez de estos sentimientos y comportamientos que de normal causan rechazo; ver cómo estos personajes se dejan llevar por el odio y el deseo, sin pizca de compasión por el prójimo.

«-¡Tenga, pues, compasión por su propia alma! -le dije, al tiempo que trataba de quitarle el vaso de las manos.  -¡Ni pensarlo! Me produce, por el contrario, un gran placer empujarla a la perdición para castigar a quien la creó».

Los niños se convierten en salvajes imitando a los adultos o por la falta de cuidados, creciendo de manera tal que ni siquiera conciben la posibilidad de ser de otra manera. Al mismo tiempo se dan cuenta de su estado y de sus faltas, y se vuelven tremendamente violentos para defenderse. Los protagonistas de la primera generación, Catherine y Heathcliff, encuentran apoyo el uno en el otro y lo llaman amor, a pesar de que yo lo interpreto más como complicidad. Cuando entran en la vida adulta, no sobrellevan bien que cada uno haga su vida, quieren «poseerse» de la misma manera en que se poseían el uno al otro de niños y su historia termina siendo de abandono y rencor del uno hacia el otro. 

En parte, entiendo el sentimiento de Catherine. Entiendo la rabia y la desesperación de su situación (como sería la de muchas personas, en concreto mujeres, que se ven obligadas a casarse con quien no aman solo por el estatus social). Entiendo a Heathcliff y lo fácil y apetecible que es dejarse llevar por el odio, querer dañar y demostrar la valía de uno mismo cuando se es despreciado o rechazado. Me gusta que el libro trate de estos sentimientos que de normal nos obligamos a enterrar porque es lo correcto.

«No he sido yo quien ha roto tu corazón, te lo has roto tú misma, y al hacerlo has destrozado, de paso, el mío»

La trama de Heathcliff, el personaje principal, desde que llega como un huérfano al que todos hacen la vida imposible en Cumbres borrascosas, hasta convertirse en dueño y señor de la finca y controlar a todos los que una vez le hicieron daño, es destacable. Se trata de un personaje que basa su vida en la venganza sin escrúpulos, tanto de la familia que le maltrató, como de la mujer que le rechazó y la familia que ésta creó. Todos se ven empujados en su espiral de venganza, los usa como muñecos y terminan encerrados en su puño.

Además, la historia persiste en transmitir un halo de desesperanza, pues ni siquiera los hijos de estos personajes consiguen salir del bucle de odio que caracterizó a sus padres. Caen en sus redes y la historia vuelve a repetirse, para su desgracia. Es seguramente lo que más la atención me ha llamado y me ha gustado en su manera de transmitirlo: la falta de educación y cariño hacia los niños que hace que se vuelvan seres desgraciados y cuyas vidas tienen poco sentido, personas vacías, cuando con un contexto muy diferente podrían haber sido personas completas y con mil matices. Parece chocante, pero puede ocurrir, lo que les llena de complicaciones y los aísla del resto de mundo, incapaz de entender su manera de ser. 

«Yo lloraba tanto por ella como por él. Ocurre a veces que sentimos piedad por gente que ni para consigo misma ni para los demás conoce ese sentimiento».

Por otro lado, es impactante la ambientación. Se desarrolla en dos fincas con sus respectivas casas: Cumbres borrascosas y la Granja de los Tordos, situadas en los campos de Yorkshire, cerca de un pueblo llamado Gimmerton, pero no lo suficientemente cerca como para que sus habitantes visiten el pueblo con frecuencia. Sus vidas se desarrollan prácticamente solas, en sus casas y con mínimo contacto con los campesinos que labran las tierras. El tiempo meteorológico también hace que, sobre todo durante el invierno, las fincas se queden aisladas.

En conclusión, es una novela cruda que no me esperaba, pero que he disfrutado igual. He de admitir que me ha hecho pesada de leer al final, cuando veía que la historia se repetía en los hijos de Catherine y de Heathcliff. Simplemente sentía que el mensaje ya me había llegado. El final da a entender que las familias originales ven por fin la manera de unirse de nuevo y amarse, después de la muerte de los protagonistas más problemáticos.

Un abrazo,

Laura

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