Género: contemporánea romántica
Temas: duelo, autodescubrimiento, perdón
No suelo leer romántica contemporánea. Es un género que nunca me ha llamado mucho la atención, porque me parece que suele seguir una estructura demasiado fija, demasiado repetitiva, que hace todas las novelas bastante predecibles.
No obstante, me he dado cuenta de que a pesar de ello, me gustan. Las disfruto de una manera distinta a otros libros: las leo con tranquilidad, a paso lento, releyendo cada frase dos veces. Y es que lo que me gusta de este tipo de novelas es que suelen jugar mucho con la introspección de las personas, con su evolución interna y su crecimiento.
Alice Kellen es una de las autoras más conocidas de novela romántica a nivel nacional. Siempre escuché opiniones positivas de sus libros, aunque nunca di el paso de leerla. Pero cuando sacó «El mapa de los anhelos», me descubrí fantaseando con navegar entre sus páginas. Hay momentos de la vida en la que una quiere leer algo que le haga reflexionar, sentir y emocionarse.
Y he de admitir que el libro ha cumplido sus expectativas, aunque mi cabeza iba prediciendo todo lo que iba a pasar...
La primera parte del libro me encantó. En ella conocemos a Grace Peterson, una chica que acaba de perder a su hermana mayor, Lucy, que llevaba toda la vida enferma con EICH. Encontramos a Grace en una fase de duelo, perdida. Es una joven que siempre ha estado a la sombra de la enfermedad de su hermana, y que poco a poco ha ido renunciando a todo, hasta quedarse vacía. Y cuando Lucy muere, ella se queda sin motivos aparentes de «existir». Su vida es monótona, se junta siempre con las mismas personas (que no le aportan nada), no tiene estudios, no tiene trabajo, nunca ha salido de su pequeño pueblo de Nebraska. Y parece pensar que la vida no le depara nada más, está resignada a seguir así por mucho tiempo más, mientras su familia también se hunde en un duelo tenso y silencioso por la muerte de Lucy.
Hasta que aparece «El mapa de los anhelos», un juego que Lucy se inventó para acompañar a su hermana durante el duelo y ayudarla a descubrirse a sí misma y desplegar sus alas.
Pero no solo ella está implicada en este juego, sino también Will Tucker, un extraño que se niega a contarle qué relación le unió a Lucy. Un chico igual de perdido que acepta su papel de tutor en esta aventura, un poco a regañadientes.
Lo que más me ha gustado ha sido la voz de Grace. O Grace, en sí. Me ha parecido un personaje con una personalidad arrollante. Es una chica que siempre se ha preguntado el «por qué» de todo, que tiene una debilidad por coleccionar palabras extrañas y reflexionar sobre su significado, encajarlas en su vida, buscar la que que mejor defina sus emociones.
Su trama me ha parecido muy bonita. Pasa de ser una chica perdida y resignada, que se siente una fracasada pero se lo toma con humor, a una persona que se atreve a hablar, salir de su zona de confort, encontrar sus sueños y perseguirlos, gracias a su hermana y a Will.
«Trapisonda».Tumbada en la cama, contemplo la palabra que escribí ayer en un papelito. No recuerdo exactemente dónde la encontré, pero me gustó uno de sus significados: «Agitación del mar a causa de pequeñas olas que se cruzan en diversos sentidos». He llegado a la conclusión de que me encuentro justo ahí. Y es agotador mantenerse a flote entre tantas sacudidas.
Su trama evolutiva también es interesante, aunque menos sorprendente (en el sentido de que es un tema muy recurrente. SPOILER. Se trata de chico que se portó mal en su pasado y, a raíz de un accidente, se da cuenta del mal que hizo, pero en vez de arreglar sus errores, se esconde del mundo).
Los mensajes que se dan en este libro son muy importantes: desde cómo pasar una fase de duelo y darse espacio, a no abandonarse. No resignarse, y seguir apostando en este juego que es la vida. Y enfrentar aquellas situaciones que nos impiden avanzar, para hacerlo con más fuerza.
El estilo es precioso y reflexivo. Insisto en que los puntos de vista narrados por Grace son muy emotivos, divertidos y a la vez difíciles.
Una lectura que no me importaría repetir algún día y que recomiendo mucho.
«—Me gusta inventar conversaciones ficticias en mi cabeza. Lo hago todo el tiempo. Solo en el silencio alcanzo las palabras exactas, esas que nunca salen en el momento adecuado, como si se atascaran en algún lugar entre los pulmones y la garganta. Así que cuando las encuentro me permito decir todo lo que callo. [...]
—Si algún día sientes el impulso de decirme algo, preferiría que lo hicieras en la vida real. Ya sabes, para poder preparar una réplica a la altura.
Supongo que mi sonrisa puede verse desde el espacio.
—Lo tendré en cuenta, Will.
—Will «sin apellido» es todo un avance.
—Creo que esta noche te lo has ganado».
Sé que hay muchísimas más frases, párrafos y diálogos que remarcaría de este libro, pero soy un desastre y nunca me los apunto en el momento, así que he anotado solo dos que pude encontrar hojeando el libro.
Dejo también por aquí la ilustración tan bonita que Alice le encargó a Ariadna Oliver y que compartió con sus lectores, de Will y Grace. Está en su página web para descargar en distintos formatos.
Un abrazo,
Laura
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